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fuente: clarin.com.ar

Reporteros en peligro

Ramiro Escobar

Publicado: 2014-09-03

Pocos días antes de que lo decapitaran sin piedad, James Foley, reportero que trabajaba para el portal Global Post y France Presse, le pidió a un compañero de cautiverio, que estaba a punto de ser liberado, que memorizara un sencillo mensaje para su familia y amigos. En un pasaje, la misiva decía: “Mantente fuerte, voy a necesitar tu ayuda para recuperar mi vida…”. 

Ese fragmento iba dedicado a su abuela, a quien evocaba en su encierro sufrido en algún lugar de Siria, que comenzó el 22 de noviembre del 2012, cuando fue secuestrado en Taftanaz, al norte de este país crucificado por una guerra que desde el 2011 ha dejado más de 130 mil víctimas. James –‘Jim’– quería contar eso, pero no pudo, porque él fue una víctima más.

El túnel del terror

La impronta del Estado Islámico (EI), el delirante movimiento que se ha asentado en Siria e Irak, está afectando no solo a los ciudadanos de esos países sino, también, a la prensa. Ante los ojos de estos violentísimos integristas sunitas, los periodistas son vistos como una amenaza, o un estorbo, por lo que no tienen ningún reparo en cortarles literalmente la cabeza.

Según el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), en el país aún gobernado por Bashir al Assad han sido secuestrados, desde que comenzó la revuelta contra el autoritario régimen, unos 80 hombres de prensa y 20 de ellos permanecen cautivos en lugares desconocidos.

De hecho, al día siguiente de que se confirmara el asesinato de Foley, tras la difusión de un tenebroso video donde aparecen él y su verdugo, el Departamento de Estado norteamericano confirmó que sí hubo una operación para recuperarlo. A él y a varios rehenes más, que estaban en manos de los yihadistas, pero la acción naufragó finalmente.

Los rehenes, de acuerdo a la información oficial, “no estaban en el lugar”, lo que evidencia que los plagiarios andan moviéndose y están informados. Los miembros de EI, además, no serían los únicos que apuntan hacia la prensa. El propio CPJ informó que en el 2012 murieron en Siria 28 reporteros, ya sea por la acción de las fuerzas opositoras o del gobierno.

Pagar o morir

En el 2013, la cifra fatal subió a 29 y ese mismo año se produjeron también 29 secuestros de periodistas, por lo que Siria comienza a ser identificada como el lugar más riesgoso para ejercer el oficio. Los colegas muertos en el conflicto que asola Damasco y otras ciudades suman ya 60, un número inferior al registrado en Irak entre el 2004 y el 2013.

Sin embargo, tras la expansión de EI la amenaza comienza a levantarse otra vez, incluso en el propio Irak, por una razón cruelmente pecuniaria. Como antes hizo Al Qaeda, EI usa el plagio como un modo de obtener fondos para su causa rebelde. Por Foley, de acuerdo a Global Post, se llegó a pedir la astronómica cifra de 132 millones de dólares.

Aunque nunca se ha confirmado, existe la presunción de que algunos gobiernos europeos, cuando uno de sus ciudadanos es secuestrado, pagan abultados rescates. Estados Unidos, en cambio, nunca lo hace, pues “no hace concesiones a los terroristas”, tal como lo ha reiterado Ben Rodhes, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.

En este avispero de violencia insidiosa es factible pensar que el propósito de EI no es obtener dinero, sino demoler la moral norteamericana con este tipo de crímenes. De allí que lo que se pide por devolver con vida a Steven Sotloff, otro periodista norteamericano plagiado, es el fin de los ataques aéreos de EEUU en Irak.

Prisión y libertad

La madre de Sotloff, Shirley, le ha pedido al mismísimo Abu Bakr al Baghdadi, el autoproclamado jefe del califato islámico de 'EI', amnistía para su hijo. Hasta el cierre de estas líneas, no había respuesta al dramático llamado, pero sí se confirmaba la liberación de Peter Theo Curtis, otro periodista estadounidense cautivo en Siria.

En este caso, los secuestradores eran los miembros de Jabhat al Nusra, un grupo distinto que sí permanece vinculado a Al Qaeda. Curtis, como Foley, estaba desaparecido desde el 2012, y ahora respira libertad. Mientras, otros tantos colegas permanecen en alguna mazmorra oscura, armados solo con las ganas de contarle al mundo lo que pasa.

Publicado en DOMINGO de La República el 31/8/2014


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Escrito por

Ramiro Escobar

Periodista. Especializado en temas internacionales y ambientales.


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