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Giros en la región

Sobre la desigualdad, la pobreza crónica y otros males

Publicado: 2015-03-11

A pesar de que vivimos en una región que comparte ciertas características –el idioma, el pasado colonial, la fragilidad de nuestras repúblicas, cosmovisiones parecidas–, encontrar factores comunes entre los países de América Latina puede ser un ejercicio arriesgado. Hay, sin embargo, ciertas constantes que invitan a atisbar dónde hay más luz o más sombra.

Uruguay –el pequeño país estrella– anda bien en varios ámbitos, como el educativo, en el que la UNESCO lo sitúa por encima del promedio (con frecuencia, Chile está al lado). Sin embargo, no es el que más invierte en este territorio vital. De acuerdo al Banco Mundial son Cuba, Bolivia y Venezuela (12.8% el primero, 6.9% los otros dos) los que más lo hacen.

Claro, queda pendiente discutir los contenidos, pero las cifras muestran eso y más. Argentina, ahora metida en un gran tumulto político-judicial, es, según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), uno de los países que más redujo la pobreza entre el 2005 y el 2012, junto con Brasil, Chile, Perú y…Venezuela. Pobreza multidimensional, además.

Pero Venezuela aumentó sus niveles de pobreza 6.7% entre el 2012 y el 2013. ¿Qué estarían sugiriendo todos estos guarismos? Si los cruzamos con los procesos políticos, al parecer, los gobiernos que emprenden fuertes programas sociales –aún cuando su régimen institucional exhiba cerrazones y vacíos– pueden tener algún ‘éxito’, al menos relativo.

El link entre política y economía, asimismo, revela que cuando naufragan los liderazgos, o se apagan, ninguna de las dos cosas, ni la política ni la economía, funcionan. Brasil no luce tan impetuoso y eficaz como en la época de Lula; y en Caracas, hace tiempo que los anaqueles de las tiendas retratan una situación que no será paliada por pájaro de buen agüero alguno.

Un informe reciente del Banco Mundial da cuenta también de cómo hay un sector de América Latina que sufre ‘pobreza crónica’. Es decir, está sumido en una situación de la que no puede salir, o incluso si sale vuelve a caer. Argentina, Uruguay y Chile son los que menos la tienen. Por el contrario, Nicaragua, Honduras y Guatemala la albergan en abundancia.

Guatemala, no hay que olvidarlo, es el país que tiene la mayor población indígena de América Latina. En resumen, vivimos en una región que ha ‘mejorado’ sus cifras, que tiene menos pobres, pero donde resulta difícil, hasta dramático, encontrar el punto de equilibrio entre la libertad y la justicia. Y donde hay quienes, por su color o su cultura, siempre serán ninguneados.

Publicado en 'Meditamundo' de La República el 10/3/2015


Escrito por

Ramiro Escobar

Periodista. Especializado en temas internacionales y ambientales.


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Meditamundo

Un blog de Ramiro Escobar