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fuente: asia news

Occupy Hong Kong

Sobre la revuelta de los ciudadanos hongkoneses contra el poder de Pekín

Publicado: 2014-10-07

En agosto de 1997, unas 3 semanas después de que el Reino Unido devolviera Hong Kong a China –tras 155 años de ejercer allí su poder colonial–, me encontraba caminado por Kowloon, una de las partes del pequeño territorio. Nada avisaba que esas avenidas, abarrotadas de negocios de toda laya, ya pertenecían a la República Popular. Salvo un detalle.

En la cúspide de una oficina flameaba la bandera roja con las 4 estrellitas amarillas. “Es una oficina del gobierno”, dijo un colega mexicano, sin sobresalto porque, entonces, el ‘retorno’ hongkonés no parecía tener mayores implicancias. En estos días, sin embargo, la visión de miles de ciudadanos protestando en las calles ha hecho que rebobine esa imagen.

Al igual que otros enclaves chiquitos pero estratégicos –Singapur, por ejemplo–, Hong Kong ha vivido numerosas tormentas. Los chinos lo ocupan desde tiempos prehistóricos, y durante siglos fue el escenario de la lucha entre diversas dinastías (la Ming y la Ping especialmente, en el siglo XVII), pero por ahí también pasaron los japoneses y los británicos.

Fueron las Guerras del Opio sostenidas entre estos últimos y los chinos, en el siglo XIX, las que provocaron que esa singular comarca, cuyo puerto es crucial, se quedara en manos británicas por décadas. Hasta que hacia 1982 Margaret Thatcher y Deng Xiao Ping vieron posible que Hong Kong ‘volviera’, bajo la extraña figura de “un país, dos sistemas”.

La idea fue de Deng, el artífice del mix capitalista-comunista que hoy es la República Popular, y en julio de 1997, cuando él ya no estaba (murió en enero de ese año), se plasmó. Una ‘Ley Básica’ procuró hacer realidad ese ensayo de orquesta político, que hace que en Hong Kong se goce de libertades inexistentes en el territorio chino continental.

El experimento ha funcionado durante años, no sin tropiezos, pues los hongkoneses siempre han defendido su derecho a vivir como yo los vi en 1997, es decir sumidos en un ‘capitalismo normal’, sin que el poder central los ajoche. Pero las elecciones de 2017, en las que no podrán presentar candidatos libres sino monitoreados por Pekín, agitan hoy el avispero.

Aunque ‘Occupy Central’ –el movimiento que conduce las protestas– tiende a la no violencia, la cara hosca de las autoridades chinas podría complicar las cosas. Quizás es un asunto cultural, más que político. En las estrechas calles hongkonesas, se respira comercio, intercambio y sobre todo una libertad desconocida, y acaso acariciada, por otros 1,300 millones de chinos.

Publicado en 'Meditamundo' de La República el 30/9/2014


Escrito por

Ramiro Escobar

Periodista. Especializado en temas internacionales y ambientales.


Publicado en

Meditamundo

Un blog de Ramiro Escobar