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fuente: vincent capman/paris match

El asesor rockero de Maduro

El gobierno venezolano trata de salir del túnel económico de la mano de Mathieu Pigasse, un banquero 'progre'. Y además devoto del rock.

Publicado: 2014-09-26

“Para mí hay una relación muy fuerte entre el punk y la política: es la voluntad de cambiar el mundo o la vida", declaró Matthieu Pigasse en agosto del 2011 al diario Clarín, mientras se encontraba en Buenos Aires para el relanzamiento de la revista Los Inrockuptibles. Por entonces, Argentina ya le era familiar, no sólo por sus tangos y sus rockeros legendarios.

Diez años antes, en el 2002, asesoró al gobierno de ese país para que haga un inventario de su deuda externa, durante el gobierno de Eduardo Duhalde. Más tarde, en el 2009, le habló al oído al régimen de Rafael Correa. Pero a partir de este año tiene en las manos una papa financiera más caliente: ayudar al gobierno de Nicolás Maduro a salir del túnel económico.

El banquero ‘progre’

Pigasse es banquero y, por lo tanto, está acostumbrado a los riesgos. En el 2010, junto con sus socios Pierre Bergé y Xavier Niel, con quienes conforma el trío conocido como ‘BNP’, compró el 60% de las acciones del diario francés Le Monde, que tenía pérdidas abultadas. Al año siguiente, la publicación recuperaba oxígeno y hasta volvía a ver ganancias.

Este año, junto con su comando financiero ha adquirido Le Nouvel Observateur, la revista de corte social demócrata que tira a la semana hasta 500 mil ejemplares. También habría estado, en el 2005, detrás del reflotamiento del diario ‘Liberation’, según el periodista español Juan Manuel Bellver.

Suele rondar proyectos difíciles, que pueden resultar fallidos, como la economía venezolana. Todos, sin embargo, incluyendo esta última, tienen una vinculación con lo que podría denominarse el ‘campo progresista’. Es decir, son publicaciones o administraciones gubernamentales que se distancian del establishment económico, o que no comulgan con la rueda de molino ultraliberal.

No es casualidad: el financista de 46 años es de esa camada ideológica, pero a la vez mora en un territorio que para algunos estaría vedado a un ‘hombre de izquierda’.

Pigasse es desde el 2002 funcionario, y actualmente director, de la filial francesa de Lazard, una gran empresa de asesoría financiera, de las más grandes que hay en el ecosistema de los grandes capitales.

Su sede parisina está en el 121 del Boulevard Haussmann, cerca de los Campos Eliseos. Desde allí, este hombre hoy providencial para el gobierno de Maduro habría emprendido sus asesorías financieras, que también incluyeron la nacionalización del gas boliviano en el 2006.

Contacto en Francia

No queda muy claro cómo es que este banquero, y a la vez devoto de grupos como The Clash y Sex Pistols, llegó a tener línea directa y luego presencia en el gobierno de Maduro. Pero las pistas apuntan a Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, un hombre siempre muy cercano al chavismo, y a algunos mandatarios latinoamericanos.

El hecho de que Pigasse haya asesorado antes a Correa, en Ecuador, y a Duhalde –un pariente ideológico de la presidenta Cristina Fernández– en Argentina, sugiere que la conexión pudo venir por allí.

Dentro del mismo chavismo, quien le habría abierto la cancha, a él así como a otros asesores galos, es Temir Porras, un venezolano de 40 años que estudió en La Sorbona y en la Ecole Nationale d’Administration (ENA), por cuyas aulas también pasó Pigasse.

Desde el comienzo del proceso ‘bolivariano’, Porras tuvo puestos de importancia en el gobierno y especialmente en la cancillería venezolana (en el 2002, cuando se intentó derrocar a Chávez, era director de su política internacional), y por eso conoció al hoy presidente. En la actualidad es presidente del Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela.

Su presencia y la de Maximilien Sánchez Arveláiz, quien también estudió en Francia y ahora es Encargado de Negocios de la República Bolivariana de Venezuela en Washington, fueron cruciales para que aterrice el equipo francés. Y quizás para que cese en sus funciones, el 17 de junio de este año, Jorge Giordani, un hombre de confianza de Chávez.

Era el Ministro del Poder Popular para la Planificación (puesto que en Venezuela incluye la gestión económica) y, tras su salida del cargo, publicó una carta en la que denunciaba “la interferencia de unos asesores franceses”. Todo indica que se refería, entre otras personas, a Pigasse, de quien lo distanciaría su visión de la economía.

¿Una tercera vía?

A Giordani lo reemplaza Ricardo José Menéndez, un geógrafo egresado de la Universidad Central de Venezuela. Con él y con la ‘tribu francesa’, como la ha denominado el diario El Nacional, estaría por comenzar un intento, algo dramático, de reciclar la economía venezolana, en clave de sanear la macroeconomía y llamar a la inversión extranjera.

La batalla ideológica, al interior del chavismo, no ha tardado en estallar debido al próximo viraje. En un lado estarían Maduro y sus nuevos asesores, que ya son tildados de devotos del ‘pragmatismo’, y en el otro permanece el ala más radical del PSUV (Partido Socialista Unificado de Venezuela), donde se escuchan voces sumamente críticas.

Una de ellas es la de Heinz Dietrich, un sociólogo de origen alemán, cercano también a Chávez, e inspirador del ‘Socialismo del Siglo XXI’. En un corrosivo artículo publicado en la web Aporrea.org, llama a quienes quieren emprender ciertas reformas ‘restauradores del neoliberalismo’ y alerta sobre los presuntos peligros.

Según él, “la banca transnacional y los especuladores no tendrán prurito para hundir a los propios ejecutores una vez que hagan el trabajo sucio”. Pigasse, Porras y el propio Maduro no parecen ver la cosa así. En junio, organizaron en Londres, una reunión entre Rafael Ramírez, entonces Ministro del Poder Popular de Minería y Petróleo, e inversionistas extranjeros.

El propósito: sacudir la fama de país complicado para inversiones que ha adquirido Venezuela en los últimos años. Para el banquero francés, esto no es extraño, pues se mueve frecuentemente en ese mundo. Pero a los chavistas más rudos esto les suena al comienzo del fin de un proceso ‘revolucionario’ que sólo con Chávez podía mantenerse a flote.

Lo que vendría, de acuerdo a Dietrich, es “una reforma fiscal, con aumentos de precios e incremento del precio de la gasolina”. La línea Pigasse, empero, no perdería de vista la reducción de la desigualdad, algo que el banquero no considera un “fenómeno natural”, sino social, que la izquierda debe enfrentar para “dar a cada uno la misma oportunidad”.

Entre libros y rutas

Pigasse es autor de dos libros, uno llamado Revoluciones y otro Elogio de la anormalidad, donde critica “la imposición del dogma neoliberal” y llama al socialismo francés a buscar “respuestas progresistas”. Lo que intentaría promover en Venezuela es una ruta para sacudir la normalidad turbulenta con la que ha vivido este país en los últimos años.

Este hombre, que también aparece en las páginas lustrosas de Forbes, habla de “renovar la solidaridad”, de amenguar la desigualdad “entre naciones, entre regiones del mundo, entre clases sociales, y entre generaciones”. En los próximos meses, se sabrá si su impronta se deja sentir, o si el gobierno de Maduro no logró comulgar con esa cuadratura del círculo.

Publicado en DOMINGO de La República el 21/9/2014



Escrito por

Ramiro Escobar

Periodista. Especializado en temas internacionales y ambientales.


Publicado en

Meditamundo

Un blog de Ramiro Escobar