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foto: efe

Sarko cercado

Nicolás Sarkozy, el ex presidente francés, se encuentra sumido en un espinoso laberinto judicial. Esta semana fue detenido y su futuro político se tambalea.

Publicado: 2014-07-06

Una de las primeras que salió a batirse por él fue su suegra. “Es una vergüenza lo que están haciendo con Nicolas”, dijo Marisa Borini, la madre de Carla Bruni, la aciaga noche del pasado martes 1 de julio, luego de enterarse de que su yerno, otrora inquilino del Palacio del Elíseo, estaba detenido en una dependencia policial de París.

Según el periodista Juan Pedro Quiñonero, del diario ABC, pasadas las 3 de la mañana del miércoles 2, Sarkozy (‘Sarko’) retornó a su casa, donde lo esperaba su clan en pleno: Pierre y Jean, los hijos que tuvo con Marie Dominique Culioli (su primera esposa); Louis, el hijo que trajo al mundo con Cecilia Ciganer (la segunda cónyuge); Carla y, por cierto, su suegra.

El embrollo francés

¿Cómo es que Francia presenciaba la primera detención de un expresidente desde que en 1958 nació la Quinta República? Los líos del exmandatario vienen de varios años atrás, pero comenzaron a intensificarse y a judicializarse tras el término de su período, el 15 de mayo del 2102, cuando ninguna inmunidad le ofrecía un manto protector.

Lo que lo tuvo detenido 15 horas esta semana, en la Dirección Central de la Policía Judicial de Nanterre y como un ciudadano más, fue el ‘affaire de las escuchas’, en el que también están involucrados su abogado, Thierry Herzog, y los jueces Gilbert Azibert y Patrick Sassoust. Un caso que tiene matices de culebrón político-policial-judicial.

Desde el año pasado, debido a los profusos casos que Sarkozy enfrenta (7 al menos, relacionados con financiación ilegal de su campaña y otras imputaciones), dos magistrados ordenaron intervenir los teléfonos del exmandatario. Lo que descubrieron es que, al parecer, existía una bien afinada red de informantes en el sistema judicial.

Es decir, que se le informaba, con cierto detalle, sobre qué se le venía en los tribunales. Azibert, como informa Le Monde, tenía acceso a la red digital del sistema de justicia y le avisaba presto a Herzog de los movimientos en contra de su notable patrocinado. A cambio, el magistrado pedía mover influencias para que pueda acceder a un cómodo puesto en Mónaco.

Tiempo después, la familia Sarkozy pasó sus vacaciones, precisamente, en el lujoso principado. Herzog, por añadidura, había trabajado con el presidente en la Cancillería francesa, por lo que las piezas iban encajando en la lógica de una eficiente urdimbre de intercambio de favores.

El diario digital francés Mediapart reveló algunas de ests conversaciones con detalle. En una de ellas, Herzog le aseguraba a Azibert que Sarkozy le ayudaría en lo de Mónaco. Ambos, por supuesto, también fueron detenidos esta semana, en la misma dependencia policial que el expresidente.

Un cable hasta Libia

Lo anterior le podría costar a Sarkozy entre 5 a 10 años de prisión, además de una multa de medio millón de euros. No es, sin embargo, el único embrollo en el que está inmerso, al punto que ya se comienza a afirmar que su figura se ha ‘Berlusconizado’, en alusión al díscolo ex primer ministro italiano, hoy también caído en desgracia.

De hecho, sí hay un personaje que los emparentaba: Muamar el Gadafi. Una de las causas más graves que tiene acorralado al ex presidente francés es la presunta financiación de su campaña electoral por parte del ex dictador libio. Es más, su afanosa cadena de dateros judiciales apuntaba a salvarlo del agravamiento de esa espinosa acusación.

El 20 de junio del 2012, en el canal de televisión France 2, se produjo una revelación que casi confirmaba esas sospechas. Moftá Missuri, diplomático e intérprete de Gadafi, apareció diciendo que su jefe le había contado que ofreció “una veintena de millones de dólares” para la campaña del exmandatario en el 2007.

Dos meses antes, Mediapart había difundido un documento de los servicios secretos libios en el que se hablaba del pago de 50 millones de euros, para la misma aventura política de Sarkozy, que lo llevó a la presidencia. Se informa, incluso, de una reunión entre Brice Hortefeux, director de la campaña y Ziad Takieddine, un empresario franco-libanés, en el 2006.

El hombre de negocios habría sido el nexo entre franceses y libios, para que el flujo de dinero llegue a las arcas del candidato. De allí su preocupación por evitar que este proceso se complique y lo lleve a pasar unos años tras unos barrotes.

Otro caso que envuelve a Sarkozy es el denominado ‘Bettencourt’, en el que se le ha procesado, junto a algunos de sus colaboradores, por haber obtenido dinero ilícito, también para la campaña del 2007, de Liliane Bettencourt, la dueña del imperio L’Oreal, la transnacional de cosméticos. El cable en este affaire iba hasta unas cuentas ocultas en bancos suizos.

¿Sobrevivirá?

La pregunta que flota, en medio de toda esta madeja de imputaciones, es si Sarkozy saldrá políticamente vivo de este turbulento episodio que lo tiene contra las cuerdas. Y también si, en realidad, lo que ocurre es que hay una aplanadora movida por sus opositores políticos, que se la tienen jurada desde que, durante su gobierno (2007-2012), sembró tempestades.

Curiosamente, alguien que ha salido a defenderlo entre líneas es Marine Le Pen, la líder del ultraderechista Frente Nacional (FN), quien ha dicho que pareciera que el propósito es “humillarlo”. Salta a la memoria reciente los coqueteos que Sarkozy tuvo con el electorado de este sector, cuando se enfrentaba a Francois Hollande, en el 2012.

En rigor, a Le Pen podría convenirle no tener a Sarkozy en la cancha porque, según algunos analistas, sólo él es capaz de llevar a la UMP (Unión por un Movimiento Popular), su partido, a la primera línea de la pelea política.

La política francesa es impredecible (el UMP, por citar un caso, es un frente surgido de la fusión de varios grupos previos, especialmente de seguidores de De Gaulle), pero es evidente que el drama ‘sarkozyano’ ha alineado a devotos y detractores. La izquierda, en sus distintas versiones, no ve al mandatario como una víctima o como digno de compasión.

Libération, el diario fundado por Jean Paul Sartre, lo ha llamado ‘Le Parrain’ (El Padrino), mientras el gobierno socialista de Hollande guarda un silencio prudente o hace que sus voceros declaren que son los tribunales los que deben actuar. “Es un justiciable más”, ha dicho Stepháne Le Foll, ministro de Agricultura y portavoz de la actual administración.

En la UMP se señala que hay un ensañamiento contra él, justo en el momento en que vastos sectores lo ven como quien podría tomar las riendas, tras la dimisión de Jean-Francois Copé, el presidente de la agrupación. Y aunque las elecciones presidenciales del 2017 aún están lejos, el esposo de Carla Bruni es visto como la carta mayor de esta familia política.

"Esto es grotesco"

Aunque tras su breve detención Sarkozy salió en una entrevista televisiva, para el canal TF1, a declarar que todo esto es “grotesco”, hay algo que difícilmente podrá revertir: su figura de ex jefe de Estado rodeado de escándalos, procesos y una detención. Eso es difícil de digerir para una buena parte de los ciudadanos

Ya durante su presidencia, había críticas a su comportamiento, envuelto en una frivolidad poco usual. Su posición áspera contra los inmigrantes también lo malquistó, a nivel nacional e internacional. En los próximos meses tendrá que lidiar con esa imagen deteriorada y con los tribunales.

Publicado en DOMINGO de La República el 6/7/2014

Escrito por

Ramiro Escobar

Periodista. Especializado en temas internacionales y ambientales.


Publicado en

Meditamundo

Un blog de Ramiro Escobar