La ocasión era redonda: apenas una semana después de haber retornado a Chile, la ex presidenta Michelle Bachelet presentaba a su equipo de campaña en una casona ubicada en la comuna de Providencia, un barrio santiaguino de clase media alta. Era el jueves 4 de abril, del año electoral en curso, y numerosas cámaras apuntaban hacia ella…

Pero cuando un periodista le preguntó acerca de unas declaraciones que, el día anterior, había dado el presidente Sebastián Piñera sobre ella, en torno a la necesidad de que como candidata responda preguntas “incómodas”, solo sonrió brevemente y dijo:

–Paso…

Inmediatamente abandonó el pódium, el micrófono y desapareció de la escena.

Entre pingüinos y claustros

El incidente quedó grabado, a fuego mediático, en la opinión pública y poco más de un mes después, el 28 de mayo, ocurrió otro episodio difícil de olvidar. Entonces, Elías Sanhueza, un hombre de 35 años, le escupió en la cara a Bachelet en las calles de Arica, minutos antes de que presidiera un acto público, ante el estupor de los presentes.

En medio del tumulto, el agresor alcanzó a espetarle a la hábil política de 61 años que eso era por “el movimiento estudiantil” y “por los mapuches”, dos temas que le movieron el piso cuando era mandataria y frente a los que, ahora, cuando candidatea de nuevo, no puede “pasar”. Salvo que quiera solamente clonar su campaña del 2005.

En ese momento, su objetivo era mantener el crecimiento macroeconómico obtenido por Ricardo Lagos, el presidente anterior, que pasó del 6% (con un superávit fiscal del 2,2%) y cerrar, en lo posible, las brechas de la desigualdad, que ella rotulaba como sinónimo de “inseguridad”. Esas brechas, empero, hoy tienen nombre más propio.

La hija del general de la FACH (Fuerza Aérea Chilena) Alberto Bachelet (fallecido en prisión durante la dictadura de Pinochet), cuando presidía Chile, enfrentó “La rebelión de los pingüinos”, en la segunda mitad del 2006. Se trataba, en ese agitado año, de los estudiantes de colegio; ahora tendría también al frente a los universitarios.

Es decir, el frente educativo en general. Como ha sido notorio en el 2011 y el 2012, Santiago y otras ciudades se vieron sacudidas por manifestaciones de estudiantes que luchaban para no vivir hipotecados en pro de su educación. Para que el pago de su universidad, pública o privada, no los persiga ad infinitum.

En el 2013 también hubo brotes de protesta, de modo que el problema está en la atmósfera y es central, al punto que le provocó una crisis ministerial a Piñera en julio del 2011 (que se cargó a Joaquín Lavín, el ministro de Educación). Bachelet ha anunciado que su “horizonte claro” en educación es la “gratuidad universal”, aunque a fuego lento.

Dime con quién marchas

¿Podrá hacerlo? Una de las críticas que han surgido frente a su pretendida reforma educativa es que el equipo que ha formado para encarar la batalla de las aulas, y de las calles, está compuesto por tres ingenieros y dos economistas. Algo que ha provocado la extrañeza, sino la alarma, de académicos y dirigentes estudiantiles.

En declaraciones a www.elmostrador.cl, el profesor Juan García Huidobro, de la Universidad Alberto Hurtado, ha sentenciado que “si se hiciera un equipo similar para el tema de salud, los médicos se molestarían”. No hay sociólogos o educadores, pero sí profesionales vinculados a conocidas universidades.

Una es Claudia Sanhueza, ligada a la Universidad Diego Portales, y otro es Dante Contreras, que trabajó en la Universidad de Chile. Ambos son economistas, lo que da pábulo a aquello del enfoque “economicista”. Solo que en otra esquina de Nueva Mayoría (NM), el frente formado para respaldar a Bachelet, hay una carta distinta.

Se trata nada menos que de Camila Vallejo, la joven dirigente estudiantil que lideró las protestas que le sacaron más canas a Piñera. Pese a haber declarado a El País de España, en enero del 2012, que “no haría campaña por Bachelet” ni llamaría a votar por ella, terminó apoyándola en las primarias del 30 de junio.

Más aún: lanzará su candidatura al Parlamento públicamente hoy 7 de julio, con el lema ‘Vamos juntos al Congreso’, por el Partido Comunista de Chile (PCCh) al que pertenece. Su apoyo a la ex presidenta generó algún escozor en su grupo, siempre contestatario; y hoy su postulación ha hecho que en NM irrumpa más de un ceño fruncido.

Ocurre que NM ahora incluye al PCCh, al MAS (Movimiento Amplio Social) y a IC (Izquierda Ciudadana), que antes no estaban en la Concertación de Partidos por la Democracia, donde la DC (Democracia Cristiana) tiene una de las batutas. Y no ve con ojos generosos a la izquierda militante, pues le remueve más de un conchito.

Reproches y mapuches

Basta hacer memoria para acordarse de que, en los prolegómenos del brutal golpe del 11 de septiembre de 1973, los dirigentes de la DC apoyaron el mazazo militar, mientras los comunistas sabían que se les venía el calvario. La propia Vallejo ha dicho que le “duele un poco el estómago” de hacer alianzas con sectores democristianos.

El asunto se complica porque todavía no se ha acordado, en el frente bacheletista, cómo será la composición de las listas al Parlamento y ya la muchachita se está lanzando, tal vez como una forma de presionar. Prendida además de unas declaraciones de la ex mandataria, acerca de lo conveniente que su presencia sería en el nuevo Congreso.

La baraja de la actual oposición luce complicada por todo esto, pero también por otros temas que no son para nada eludibles. Uno de ellos es el de los mapuches, que al parecer estuvo en el combustible del insano escupitajo que recibió Bachelet en Arica. Allí también la olla política está movida y no logra consenso.

El 18 de mayo un comunicado del Frente Indígena de Oposición –que reúne a dirigentes indígenas de distintos partidos, por ejemplo, el PPD (Partido por la Democracia) y el Partido Socialista, de Bachelet– informó sobre distintos asuntos. Entre ellos, las demandas por un Estado Plurinacional, a la boliviana, y por una Nueva Constitución.

Era obvio pues los firmantes son dirigentes de los partidos que se aglutinan en NM, aunque no faltaron las disidencias. Otro sector indígena ha recordado el conflicto vivido por esta etnia con el gobierno de la ex presidenta, en el que se cuentan heridos y hasta muertos.

Uno de ellos fue Matías Catrileo, un estudiante universitario mapuche que murió baleado por la policía el 2 de enero del 2008, durante la toma de un fundo agrícola en la Región de la Araucanía. Se habla, por eso, de que “criminalizó la protesta”, a pesar de que ella sostiene que trató de encontrar una solución al conflicto.

La protesta mapuche la ha perturbado hasta en Ginebra, cuando daba una conferencia y una dirigente la increpó, o en la inauguración del Museo de la Memoria en Santiago, el 11 de enero del 2010, en el que dos muchachas se subieron a un poste y le gritaron (este cronista fue testigo del episodio). No hay duda de que los vientos soplan como tormenta en los predios internos de la alianza que la apoya.

Noviembre estelar

¿Le quita el sueño el próximo fallo del Tribunal de La Haya? Por el momento, no aparece como un tema de campaña, aunque Bachelet ha declarado que la demanda presentada por Bolivia ante esa instancia es un “error” que implica “abandonar el camino del diálogo”. Recientemente, no se ha referido a nosotros, pero habría que estar atentos.

Si gana (es muy probable según una encuesta de La Tercera, en la que vence a Pablo Longueira, el candidato de la derecha, por 66% a 25%) su nueva presidencia llegaría después del pronunciamiento del Tribunal –septiembre, se estima– y el fallo debería ser ejecutado. En tal circunstancia, de ninguna manera ella podría exclamar: “Paso”.

Publicado en DOMINGO de La República el 7/7/2013